La educación formal se ocupa de las habilidades técnicas (Hard Skills), conocidas también como las competencias aptitudinales. Estas fueron y siguen siendo fundamentales para el logro de los objetivos personales y organizacionales.

A partir del desarrollo de la Sociedad del Conocimiento (Peter Drucker), la organización moderna necesita que su personal también desarrolle Habilidades Blandas (Soft Skills). Son competencias aptitudinales que impactan en las formas de ser y que permiten el vínculo interpersonal y el desarrollo de equipos y liderazgos.

La aceleración del cambio en el macroambiente organizacional y el rápido envejecimiento tecnológico hace que las empresas necesiten tener personal dispuesto a actuar en forma proactiva, abierto al aprendizaje continuo y preparado para la colaboración y la comunicación intergrupal. Estas competencias que, antes se pensaban innatas, se pueden enseñar y aprender.

Las Habilidades Blandas se desarrollan con el abordaje didáctico específico.